John Magdaleno
Politólogo de la UCV, Master en Ciencia Política por la USB y Especialista en Análisis de Datos en Ciencias Sociales por la UCV. Fue Profesor de la Maestría en Ciencia Política y de la Especialización en Opinión Pública y Comunicación Política de la USB
La reciente victoria opositora en la elección del Gobernador del estado Barinas, el 9 de enero próximo pasado, deja importantes aprendizajes para la lucha por el cambio de régimen político que se libra en Venezuela. Naturalmente, se trata de una experiencia que debe ser dimensionada en su justa medida, lo que demanda, por un lado, evitar extrapolar con ligereza sus alcances y consecuencias hacia el país y, por otro lado, desechar las lecturas que subestiman la importancia crítica de los factores allí reunidos, así como la significación sociopolítica que el triunfo tuvo, que va más allá de lo simbólico.
Dado que la opinión pública venezolana está lo suficientemente informada sobre los acontecimientos que forzaron la nueva elección en Barinas, este modesto artículo se concentrará en formular un inventario limitado de algunos factores que, en la opinión de quien escribe, contribuyeron de modo significativo al resultado. Mi aproximación al caso fue mucho más allá del usual interés intelectual por los fenómenos y acontecimientos que tienen lugar en Venezuela, razón por la cual tuve acceso a información de primera mano. Pero, claro está, no dispongo de información completa ni perfecta y tampoco la pretendo, porque resulta imposible, al menos en tan poco tiempo, recoger todas las vivencias de los actores directamente involucrados en la campaña.
Con todo, al ponderar la información disponible con el paso de los días y repasar algunos de los eventos más relevantes, no tengo duda en señalar que se trató de una genuina épica[1]. En lo que sigue, listaré siete factores que, en mi humilde criterio, se combinaron para permitir el triunfo opositor en Barinas. Como ya he advertido no es una lista exhaustiva, pero pretende ilustrar una parte de la historia que permitió el resultado.
El clima de malestar y la voluntad de cambio de la mayoría.
El principal factor sin el cual no se pueden explicar los resultados de la elección del 21-N y del 9-E es el clima de opinión predominante entre la gran mayoría de los barineses. Un clima caracterizado por el desencanto, la frustración de expectativas, la indignación y la rabia, que se constató mediante entrevistas informales en sectores de clase media, grupos focales con guión semi-estructurado en sectores populares de muy escasos recursos y, ulteriormente, por intermedio de la encuesta por muestreo que efectuó la empresa Delphos a 1.000 entrevistados de todo el estado[2]. Los datos que arrojó este último estudio son lo suficientemente elocuentes como para comprender la magnitud del malestar que caracterizaba a la gran mayoría de los barineses: 29.1% de los encuestados evaluó como «Muy mala» la situación del estado Barinas, 27.9% la evaluó como «Mala» y 23.2% como «Regular hacia mala». En resumen, el 80.2% de los encuestados evaluó negativamente la situación del estado.
Las heridas que dejaron las primarias del PSUV en Barinas.
No puede dejar de recordarse la disputa surgida el año pasado, en el seno del mismo PSUV, con motivo de la pre-campaña por la candidatura a la Gobernación del estado Barinas. La nominación enfrentó a Argenis Chávez, Gobernador en ejercicio, y al diputado Hugo Chávez Terán, su propio sobrino, hijo de Narciso “Nacho” Chávez (quien se desempeñaba, a la fecha, como Alcalde del municipio Bolívar del estado). Mientras el sobrino acusaba públicamente al tío de “corrupto”, este último acusaba al sobrino de “inexperto”.[3] La disputa alcanzó su clímax cuando los partidarios de ambos pre-candidatos se enfrentaron en el complejo de la Misión Vivienda ubicada en Ciudad Tavacare, justo frente al Destacamento 331 de la Guardia Nacional Bolivariana, cuyos efectivos no intervinieron en la disputa, hasta donde se sabe. El altercado entre los seguidores de ambos contendores involucró golpes y disparos, a juzgar por lo que reseñaron algunos medios de comunicación.[4] No hace falta profundizar demasiado para imaginar los impactos que la rivalidad entre tío y sobrino (haciendo abstracción de otros miembros de la familia), debe haber tenido tanto entre las filas del PSUV como en la opinión pública del estado Barinas.
Los atropellos institucionales del autoritarismo hegemónico tras el 21-N.
Sostengo la tesis de que la respuesta estatal a la sorpresiva victoria de Freddy Superlano en la elección del 21-N, en medio de una truculenta trama, sumó otro tanto al malestar acumulado en el estado. Un malestar que ya tenía origen en el desempeño de las gestiones estadales previas y, sobre todo, en la sensación de “abandono” de diversos sectores de la población barinesa. Pero para simplificar la historia, recordemos algunos hitos clave: tres actas electorales del municipio Arismendi que, al parecer, un oficial militar arbitrariamente ordena retener; la noticia sobrevenida de la inhabilitación de Superlano por parte de la Contraloría, cuando un indulto presidencial lo había favorecido el año anterior y el propio CNE le había permitido competir; la solicitud expresa del CNE al Plan República para que se instruyera la búsqueda y traslado de las actas retenidas en Barinas; tras varios días de retraso, cuando finalmente llegan las actas a Caracas y se totalizan, surge una expedita sentencia del TSJ, en respuesta a un recurso interpuesto por adversarios de la MUD, que además de admitir la victoria de Superlano por estrecho margen, ordena la celebración de una nueva elección, y; por si fuera poco, dos inhabilitaciones adicionales de potenciales candidatos opositores a la elección. Este breve recuento es un testimonio vivo de lo que significa un régimen autoritario hegemónico y, ciertamente, no puede generar más que repudio entre quienes tenemos talante democrático; pero también revela contradicciones al interior del oficialismo que deberían ser objeto de análisis más detenidos.
El “will to fight” de los barineses.
Y fue crucial, frente a esa lista de atropellos institucionales, la respuesta estratégica que tanto el liderazgo como el pueblo de Barinas decidieron ofrecer: movilizarse y luchar, no claudicar. De modo que un componente vital del resultado, y a mi modo de ver una de las grandes lecciones que Barinas le da al país, es tener el coraje y la inteligencia estratégica para no ceder ante los atropellos y canalizar el malestar por intermedio de la movilización social y político-electoral. Dicho de modo más didáctico: demostrar eso que los norteamericanos llaman “will to fight” mediante las opciones estratégicas realmente disponibles. Imagínese el lector el escenario hipotético resultante -afortunadamente negado por la realidad-, si los barineses se hubieran rendido y no hubiesen acudido a la cita electoral. Ahora que conocemos el resultado del 9-E, podemos ver con más nitidez cuán ineficaces e inútiles pueden llegar a ser las “estrategias” y “tácticas” centradas en la denuncia y la desmovilización, sin más.
La coordinación entre la mayoría de factores opositores.
Una pieza clave del rompecabezas que explica el resultado del 9-E en Barinas, es la rápida recomposición de las fuerzas opositoras alrededor de la candidatura de Sergio Garrido, tras las inhabilitaciones de Freddy Superlano, su esposa Aurora Silva de Superlano y Julio César Reyes. Aunque, al inicio, algunos dirigentes políticos locales manifestaron reservas, la candidatura de Garrido terminó siendo respaldada por todos los partidos de la Mesa de la Unidad, así como por partidos que formaron parte de otras coaliciones electorales de cara a las elecciones del 21-N: Avanzada Progresista, Fuerza Vecinal, Centrados, Unión y Progreso, MAS, MPV y PUENTE, entre otros. Incluso, se sabe que diversos líderes políticos locales de la facción de AD dirigida por Bernabé Gutiérrez también apoyaron la candidatura de Garrido, lo que se volvió público con una rueda de prensa cubierta por varios medios de comunicación. Esta demostración de mayor coordinación estratégica entre diversos factores opositores le proporcionó empuje y competitividad a la candidatura de Garrido frente a la del oficialismo.
El arraigo del candidato.
Un elemento clave de la campaña de Garrido fue el contraste permanente entre sus atributos políticos y personales con los de Arreaza. El arraigo de Garrido en el estado Barinas, el hecho de que tuviera una extendida carrera política en el estado, su conocimiento de las realidades y problemas locales, así como del gentilicio barinés, constituyeron una ventaja que la campaña opositora explotó estratégica y tácticamente de modo deliberado. Y no parece haberse tratado sólo de una cuestión de gestión de imagen sino, más bien, de un issue que conectaba directamente con creencias y valores de los barineses. Entre otras cosas porque hasta en la encuesta efectuada por Delphos, antes citada, al preguntar por los atributos de personalidad que, en opinión de los entrevistados, debía tener el próximo Gobernador de Barinas, se reportó que la mención que obtuvo la frecuencia más elevada fue “Que sea de Barinas/ de aquí”.
Una campaña austera pero con mucha mística.
La paradoja más impactante de la campaña de Barinas y su resultado final fue el enorme despliegue estatal de recursos humanos, institucionales, logísticos, operativos y hasta económico-financieros que se inició incluso antes de la elección del 21-N, pero que fue más visible en el mes de diciembre de 2021. Un despliegue que intentó genuinamente revertir un clima de opinión adverso y particularmente crítico con el desempeño de los últimos dos Gobernadores del estado, como prueban varios estudios de opinión, incluida la encuesta realizada por Delphos. Este sólo elemento echa por tierra las versiones fantasiosas y hasta desconsideradas con el pueblo barinés, conforme a las cuales la derrota del chavismo en Barinas fue acordada. Nada más lejos de la verdad. El Estado-gobierno-partido hizo todo o casi todo lo que estuvo en sus manos para ganar.
En contraste, la campaña opositora enfrentó serios problemas financieros, que se fueron agudizando a medida que transcurrían las semanas. A juzgar por la información disponible, la última semana fue particularmente angustiosa para los decisores de la campaña. Aun así, fue visible el extraordinario esfuerzo de los miembros del Comando, los equipos políticos, los respaldos sociales y hasta el mismo candidato, que calibraban permanentemente sus perspectivas sobre la base de los estudios y los avances que observaban en el mismo terreno, al calor de la campaña.
El resultado de Barinas confirma, una vez más, unas cuantas lecciones bastante conocidas en el mundo de la Consultoría Política, en especial tres que hace años nos legó el maestro Joe Napolitan: a) “La estrategia es el factor individual más importante en una campaña política”[5]; b) Muchos recursos disponibles no equivalen a una campaña ganadora, y; c) “La cantidad de dinero a gastar es menos importante que cómo se gasta”.[6]
Desde luego, son muchos otros los factores que operaron para garantizar el triunfo en Barinas, no sólo la movilización social y política. A lado de la participación electoral, se acometieron una serie de operaciones de envergadura para alcanzar objetivos estratégicos vitales, entre los cuales estaba elevarle el costo al oficialismo por eventuales irregularidades antes, durante y después del día de la elección. Pero seguramente existirá la oportunidad de abordar algunos de estos detalles más adelante, en los espacios y las ocasiones que se estimen oportunos.
[1] El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española describe, en su versión digital, cinco acepciones de la expresión “épico”. La cuarta, que es calificada como “adjetivo ponderativo”, indica: “Grandioso o fuera de lo común. Un esfuerzo épico. Una comilona épica”. Véase: https://dle.rae.es/%C3%A9pico?m=form
[2] Encuesta Delphos, efectuada directamente en hogares entre 1.000 entrevistados mayores de 18 años inscritos en el REP, entre el 20 y el 23 de diciembre de 2021. Muestreo semi-probabilístico superior, estratificado bietápico, con un error máximo admisible de +/- 2.4% para la mayoría de las estimaciones de frecuencias simples, bajo el supuesto de equivalencia con diseños probabilísticos.
[3] Véase: “La dinastía de los Chávez en Barinas: una historia de enfrentamientos por el poder y una línea de sucesión disminuida”: El Diario, 02-12-21. Disponible en https://eldiario.com/2021/12/02/la-dinastia-de-los-chavez-en-barinas/
[4] Véase, por ejemplo: 1) “[VIDEOS] Chavistas se cayeron a golpes por rivalidad de Gobernación en Barinas”: El Nacional, 10-07-21 (disponible en: https://www.elnacional.com/venezuela/videos-chavistas-se-cayeron-a-golpes-por-rivalidad-de-gobernacion-en-barinas/; 2) “Pelea familiar de los Chávez por gobernación de Barinas se dirime a golpes y disparos”: Tal Cual Digital, 10-07-21 (disponible en: https://talcualdigital.com/seguidores-de-los-chavez-se-disputan-la-candidatura-de-barinas-entre-golpes-y-disparos/), y; 3) “Los Chávez se pelean por la ‘herencia’ de Barinas”: El Estímulo, 10-07-21 (disponible en: https://elestimulo.com/los-chavez-se-pelean-por-la-herencia-de-barinas/).
[5] Joseph Napolitan (1986): “100 cosas que he aprendido en 30 años de trabajo como Asesor de Campañas Electorales”. Ponencia presentada en la 19a Conferencia anual de la Asociación Internacional de Asesores Políticos, pág. 2.
[6] Ibídem, pág. 4.