Maria Eugenia Cisneros
Candidato a Doctor en Filosofía (Universidad Simón Bolívar), M.Sc. en Filosofía y Ciencias Humanas (Universidad Central de Venezuela), Abogado (UCV), Lic. en Estudios Internacionales (UCV), Lic. en Filosofía (UCV), Jefe del Departamento de Teoría e Historia de la Filosofía, Instituto de Filosofía-UCV.
Neototalitarismo
En el artículo “El neototalitarismo en el escenario político Latinoamericano: Nuevas tecnologías hegemónicas de control, terrorismo y conspiración”[1], Miguel Albujas Dorta explica que: “el régimen de Hugo Chávez Frías en Venezuela (…) representa el tipo ideal del modelo neototalitario…”[2]. ¿En qué consiste ese modelo? El Ex-Presidente venezolano se presentó como un defensor de los principios democráticos y en la realidad promovió una práctica hegemónica de control del poder: personalista, caudillista, autocrática neototalitaria. Las tendencias autoritarias fueron disfrazadas de modelo democrático, estrategia que le sirvió para legitimarse en el poder.
El modelo neototalitario impone el autoritarismo bajo el formalismo democrático. Y esta práctica hegemónica del poder se caracteriza por lo siguiente: adapta los mecanismos totalitarios tradicionales a los cambios producidos por la globalización; rechaza el capitalismo; defiende el modelo democrático representativo, formalmente mantiene la división de poderes públicos pero en la práctica política solo existe el Ejecutivo en la unificación del poder y el líder; los principios democráticos sólo sirven de propaganda; el Estado se estructura y organiza en función del delito como política pública: redes de narcotráfico, creación de bandas dedicadas a la extorsión de empresarios, promover terror en la población; vinculación con el terrorismo y los valores orientales: el fundamentalismo político religioso. Todas estas actividades se ocultan bajo el lema de una lucha emancipadora contra el imperialismo, los ricos explotadores, el capitalismo salvaje, la desigualdad, la liberación de los oprimidos, pobres y desposeídos; el terror social se genera mediante el asesinato selectivo e individualizado que se muestra como perpetrado por el crimen común y así no causar alarma en el escenario internacional; les interesa mantener y obtener el aval de los organismos internacionales.[3]
¿Cuál es la diferencia entre el totalitarismo clásico y las prácticas neototalitarias a las que se hace referencia? Según Albujas el totalitarismo clásico es una forma de gobierno que se presenta como un modelo político alternativo a la democracia y al liberalismo[4] que surgió en Italia, Alemania, la Unión Soviética; las prácticas neototalitarias no confrontan a la democracia liberal. Al contrario, utiliza su estructura para imponer una forma hegemónica de control del poder. En estos tiempos, dado el auge democrático, aquellos individuos con pretensiones autoritarias se ven obligados a defender y promover los principios de la democracia para legitimar su poder. Utilizan la propaganda para defender públicamente los fundamentos democráticos mientras el ejercicio del poder es autócrata. El mecanismo neototalitario adapta las formas totalitarias a la globalización. De esta manera, el sátrapa mantiene la fachada y el carácter formal democrático y en la práctica viola los derechos fundamentales. Este modo irracional de ejercer el poder político se está implementando en América Latina y busca proyectarse a otros países. España es una muestra del avance del diseño neototalitario.
Venezuela
En el caso venezolano, desde el mandato de Chávez, el modelo neototalitario se traduce en: lucha contra las medidas neoliberales en el plano discursivo y propagandístico, pero no en la práctica; mantenimiento financiero del régimen cubano amparado en tratados de cooperación técnica; donaciones de cifras millonarias a Nicaragua, Bolivia, Ecuador, Argentina, Uruguay, Brasil y la Honduras de Manuel Zelaya; financiamiento de candidaturas a la presidencia en otros países; financiamiento a grupos de inteligencia extranjeros para la vigilancia y control nacional[5]; creación de colectivos, milicias populares, grupos de choque con formación paramilitar cuya estructura es delictiva. Estas bandas son financiadas con dinero proveniente del narcotráfico, corrupción, extorsión a empresarios. “…lo que se formó fue una inmensa red transnacional vinculada al delito y a la corrupción que opera desde el propio Estado vinculado a su estructura y al diseño de políticas del mismo (…) enmascaradas bajo el supuesto de una lucha emancipadora antiimperialista (…) contra los ricos explotadores, el capitalismo…”[6]; lo público en manos de los militares y policías; grandes inversiones en la adquisición de equipos y armas de última tecnología; represión, prohibido pensar, cuestionar; la instauración de un modelo político de poder basado en el narcotráfico, terrorismo y corrupción en la esfera nacional e internacional; el delito como política de Estado; generar terror. Si el totalitarismo clásico creaba el miedo, pánico, mediante el exterminio masivo por causas étnicas, religiosas, ideológicas, el neototalitarismo lo hace mediante el asesinato selectivo. Esta acción es planificada, analizada, racional. Se trata de un exterminio individualizado, se desaparece físicamente a la persona, se la denigra en los medios de comunicación social, y públicamente se muestra como resultado de un crimen común. El asesinato de esa persona en específico funciona como una especie de advertencia al grupo o grupos a los que pertenece. Tiene una finalidad ejemplarizante. Al disfrazar el hecho y diluirlo en el crimen común evita generar alarma en el escenario internacional. Mientras que los regímenes del totalitarismo clásico fueron indiferentes con los organismos internacionales al punto de no importarle la ruptura con estos; al modelo neototalitarista le interesa obtener el aval de los organismos internacionales. Para cumplir con las exigencias de estos, inventa nuevas metodologías para medir la pobreza, empleo, analfabetismo, deserción escolar; es decir, hay un esfuerzo por maquillar lo mejor posible los datos estadísticos y hacer ver a los organismos internacionales que se está cumpliendo con sus indicaciones en el área específica[7].
Se tiene así la unión del personalismo político a un régimen completamente autocrático neototalitario. Y esto tiene que ver con las condiciones particulares, sociales, históricas, educativas, religiosas, políticas, económicas, jurídicas de Venezuela. Los caudillos militares o civiles fueron incapaces de aprovechar los movimientos sociales que promovieron para realizar modificaciones sustantivas en las instituciones cívicas, producir reformas y dar apertura a la producción en vez de continuar el camino de la renta petrolera. Este régimen se ha encargado de producir el tipo antropológico de individuo que le corresponde: cínico, corrupto y con sed de poder. La sociedad venezolana está a la deriva. Venezuela requiere urgentemente un cambio. El problema político, ontológico, ético, jurídico que nos toca enfrentar a los venezolanos es de envergadura: ¿cómo construir una institución social democrática que sea producto de la acción cívica y no de la repetición caudillista, personalista, autocrática neototalitaria?
[1]Cf. Albujas, M, “El neototalitarismo en el escenario político Latinoamericano: Nuevas tecnologías hegemónicas de control, terrorismo y conspiración”, en Episteme NS. Revista del Instituto de Filosofía, Caracas, Universidad Central de Venezuela, Facultad de Humanidades y Educación, Vol. 33, julio-diciembre N° 2, 2013, pp. 89-110.
[2]Ibid, p. 91.
[3]“…encontramos la articulación de una discursividad emancipatoria identificada con la izquierda tradicional, aunado a una práctica política conservadora inspirada en la Doctrina de Seguridad de Estado. Esta articulación construyó un régimen que permanentemente oscilaba entre el populismo económico, el capitalismo de Estado y concepciones del neoliberalismo ortodoxo, cuyas consecuencias resultaron hostiles para la nación. A este esquema perverso hay que agregarle la dilapidación de la riqueza nacional expresada de diversas formas (…) el financiamiento de actividades políticas en otros Estados en términos de propaganda política a favor del régimen y de candidaturas presidenciales en otros países, el mantenimiento de grandes redes nacionales e internacionales de promotores y activistas políticos del régimen, el financiamiento a grupos de inteligencia extranjeros para el monitoreo y control nacional y, finalmente, diversas actividades de corrupción ahora convertida en política de Estado (…) milicias populares cuyo propósito consiste en realizar trabajos de “inteligencia social” (…) sobre el comportamiento político y la adhesión al régimen (…) la conformación de grupos de choque disfrazados de vanguardia social denominados Colectivos, cuya estructura y desempeño es altamente delictivo; y (…) un aumento exagerado de la presencia y participación en la custodia pública por parte de militares y policías, con la respectiva dotación de equipos y armas de última tecnología (…) el neototalitarismo se presenta, no como un modelo teórico alternativo a otros modelos o formas políticas, sino que lo hace como la construcción de una gigantesca metafísica religiosa que busca dibujar un país imaginario que promueve la alienación del sujeto, llevándolo a una paralización de su actividad política transformadora o crítica (…) Una característica esencial (…) es la necesidad de generar terror (…) En el caso del totalitarismo clásico (…) el genocidio permitió la expansión del terror (…) El objetivo del totalitarismo consistió en realizar crímenes masivos (…) Con relación al neototalitarismo (…) la generación del terror no se hace a través del exterminio masivo sino a través de una extirpación selectiva (…) concebida de manera analítica, quirúrgica, planificada, racional, selectiva (…) En este caso el exterminio es individualizado y enmascarado (…) diluido como crimen común (…) justificación criminal (…) la denigración de la persona asesinada. La muerte individualizada tiene una finalidad ejemplarizante para el grupo o los grupos a los que pertenece la persona asesinada (…) sin generar alarma en el escenario internacional (…) los regímenes totalitarios (…) intentaron romper con el sistema internacional o fueron indiferentes con los organismos internacionales (…) los países que se mueven en el ámbito de las concepciones neototalitarias procuran cumplir cabalmente con las exigencias de los organismos internacionales (…) porque procuran su aval (…) han construidos nuevas metodologías para la medición de pobreza, empleo, analfabetismo, deserción escolar, entre otros (…) se esmeran en crear una serie de datos estadísticos que son maquillados siguiendo parcialmente las indicaciones de los organismos internacionales que son rectores en un área determinada” Ibid, pp. 96, 97, 98, 103, 104, 105, 106 y 109.
[4]“Antindividualista, la concepción fascista está a favor del Estado; y es a favor del individuo en cuanto éste coincide con el Estado, conciencia y voluntad universal del hombre en su existencia histórica. Está en contra del liberalismo clásico, que surgió de la necesidad de reaccionar contra el absolutismo y ha concluido exhausto su función histórica desde que el Estado se transformó en la misma conciencia y voluntad popular. El liberalismo negaba al Estado en beneficio del individuo particular; el fascismo reafirma el Estado como la realidad verdadera del Individuo. Y si la libertad debe ser el atributo del hombre real, y no de ese abstracto fantoche en quien pensaba el liberalismo individualista, el fascismo está a favor de la libertad. Y solo la libertad que sea una cosa seria, la libertad del Estado y del individuo en el Estado. Ya que, para el fascista, todo está en el Estado, y nada de humano o de espiritual existe, y menos aún de valor, fuera del Estado. En ese sentido, el fascismo es totalitario” Gentile, G., Mussolini, B., Enciclopedia italiana, Firenze, Treccani, 1932, Vol. 14. Citado en Ibid, p. 94.
[5]“…Toda la información recopilada es procesada por los servicios de inteligencia extranjeros, dominados básicamente por el G2 cubano, con el apoyo de miembros de la inteligencia iraní, rusa y china, entre otras”. Ibid, p. 98.
[6]Ibid, p. 102.
[7]“En el caso venezolano, es de hacer notar los reconocimientos de UNESCO y CEPAL al gobierno de Hugo Chávez por haber mejorado el índice del desarrollo humano, la matrícula escolar universitaria y la distribución de riqueza por solo mencionar algunos. Por supuesto, todos esos índices no muestran nuestra realidad degradada, sólo ocultan la miseria real, dibujada en gráficos y cifras que no corresponden con la situación real del país” Ibid, p. 109.